Frase de la semana

Espero, seas quien seas, que escapes de este lugar. Espero que el mundo cambie y que las cosas mejoren.Pero lo que espero por encima de todo es que entiendas lo que quiero decir cuando te digo que aunque no te conozca, y aunque puede que nunca llegue a verte, a reírme contigo, a llorar contigo o a besarte, te quiero. Con toda mi alma, te quiero.



martes, 17 de mayo de 2011

Vacuna contra la Malaria - Polémica



Manuel Elkin Patarroyo (Ataco, Tolima, Colombia, 3 de noviembre de 1946) es un inmunólogo colombiano. Es conocido a nivel mundial por ser el responsable del desarrollo de una vacuna sintética contra la malaria. El descubrimiento le valió en 1994 el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, y entre muchos otros reconocimientos recibió el premio Príncipe de Víana de la solidaridad en 2011.

Entorno a la vacuna se ha levantado una fuerte controversia. Buena parte de la comunidad científica internacional e, incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) son reticentes a su utilización masiva, mientras que científicos sudamericanos, gobiernos de los países del Tercer Mundo y España, piden su aplicación inmediata generalizada, convencidos de que podría salvar cientos de miles de vidas. La vacuna nunca llegó a producirse.

La investigación se centró en aislar y caracterizar las principales proteínas constitutivas del parásito de la malaria, en su fase de merozoito. Conseguido ello, a partir de esas proteínas pudo aislar y estudiar sus porciones o péptidos inmunológicos más significativos, sintetizarlos químicamente en el laboratorio, y obtener, a partir de tres de ellos, una molécula química que dio buenos resultados inmunológicos al ensayarla sobre monos, entre 1985 y 1987. Con resultados que, como mínimo, alcanzaron el 31% de eficacia en el caso más desfavorable de Gambia, cuyos parásitos son algo diferentes a los sudamericanos. Además, al ser sintética es mucho más barata, fácil de producir y de almacenar. Una enorme ventaja para los países pobres. En mayo de 1993 publicaba en The Lancet los resultados de la fase III de la vacuna, con una eficacia protectora contra el primer episodio de 33’6%, siendo mayor en los niños de 1 a 4 años (77%) y los adultos mayores de 45 años (67%); y una eficacia de 50’5% en el segundo episodios.

En junio de 1993, Patarroyo cedió gratuitamente a la OMS los posibles derechos de distribución de su vacuna, pero incluía una cláusula indicando que la producción habría de realizarse en el lugar más barato a fin de obtener la máxima calidad al mínimo precio. Este lugar, actualmente sería posiblemente Colombia. Y, como los grandes intereses parecen pesar en la OMS, hasta ahora uno de los motivos de desacuerdo sobre la explotación es que la OMS desea decidir libremente sobre donde y quien fabrique la vacuna, mientras que Patarroyo desea tener la oportunidad de que Colombia pueda presentar una oferta que él cree sería la de menor precio. Por otro lado se aduce a la necesidad de nuevas investigaciones, y algunos expertos son críticos respecto a los porcentajes de éxito obtenidos y ponen en guardia sobre hipotéticos peligros potenciales de la vacuna.

En 2009, anunció que en 2011 presentará una nueva vacuna contra la malaria, que "aspira" a tener una inmunización efectiva total o al menos en el 95 por ciento de los casos y administrada en una sola dosis, lo que facilitará su administración en los países del tercer mundo donde es complicado administrar tres dosis a un mismo individuo.

Aún falta completar la parte final del análisis y realizar el ensayo en humanos. En esta ocasión, la vacuna consiste en averiguar las características de las interacciones moleculares por las que un parásito se une a la célula y descifrar cómo bloquear dicho anclaje, en lugar de centrarse en toda el parásito. Dicha técnica sería "aplicable para el desarrollo de cualquier vacuna". Actualmente, gracias a esta metodología se están desarrollado vacunas contra la Hepatitis C, la tuberculosis, y más recientemente contra el virus del Papiloma Humano.

Una vez finalizada, al igual que lo hizo anteriormente, su pretensión es donarla a un consorcio público hispano-colombiano, en lugar de a la OMS la cual “al final resultó que sus responsables también son prisioneros de las multinacionales y de los códigos del Medical Research Council”.

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